sábado, 7 de agosto de 2010

Soledad

Llegaste cuando menos te esperaba,
Cuando todo parecía normal,
Cuando entre las esquinas cruzaba,
Camino a mi hogar.

Te pusiste a mi lado,
Junto al viento del sur,
Llenando mi tenue vida,
De una gran ansiedad.

Te posaste en mis brazos,
Soledad tan amarga,
Centinela del paso del tiempo,
Que no da marcha atrás.

Y tú quemas mi alma,
Con cada paso que das,
Entre corceles que fuertes,
No dejan ya de galopar.

Soledad tan amarga,
Un trago que llega, aunque no quieras beber,
Que se incrusta en mi mundo,
Y de él  me saca a la vez.

Soledad que es agónica,
Esa que es compañera,
Entre parajes que de oscuros se temen,
Y de los que a la vez no se puede salir.

Ahora pues, tú compañera,
Amiga del tiempo,
Dime donde han quedado,
Las historias de ayer.
 Dónde están los amores,
Los que un día sembré,
Entre bellos parajes
En los que no estabas tú.

No te quedes callada,
Quiero escuchar tu voz,
Soledad tan amarga,
Y tan dulce a la vez.

Soledad que me hiere,
Que me quemas por dentro,
Sigue ya con tu camino,
Y no mires atrás.

No vez que me hieres,
Entiende que me matas,
Ya suelta mi mano,
Para poder caminar.

Soledad tan amarga,
Y a la vez tan querida,
Que el sol ya me llama,
Y en él no estás tú.

Deja ver la primavera,
Déjame sonreír,
Que contigo no puedo,
Yo jamás ya vivir,
Soledad compañera,
Marcha sin dar vuelta atrás.

1 comentario:

Anónimo dijo...

escribes hermoso que Dios te bendiga y haga tus sueños realidad