martes, 24 de agosto de 2010

Niña de la noche

Son las seis, y el sol está cayendo,
En el reloj de la plaza las manijas van corriendo,
Mientras se prepara la niña de la noche,
Para llegar a su trabajo, en el cual no tiene rostro.

Ella posa, entre la nostalgia y la ansiedad,
Y su rostro ya dibuja, mil batallas que perdidas
Han servido, bohemias y taciturnas
Para olvidar la soledad que se posa en su ventana.

Es la niña que mujer, comparte los deseos
De mil hombre que la buscan entre sombras,
En el deseo de gozar entre minutos,
Los olores de la flor primaveral.

Y las campanas del reloj que en el templo,
Le anuncian el llegar de nueva hora,
Le producen mil nostalgias y tristezas,
De una nueva oportunidad no poseer.

Y la niña de la noche se despierta,
Mientras hay alguien que comparte su regazo,
Entre monedas que limosnas disimulan,
Pero que no aportan en nada al amor.
 Es la niña de la noche que serena,
Camina por un mundo sin sentido,
Buscando un amor que la comprenda,
Y la saque de tal realidad de agonía.

Y, entre el sonar de una nueva campanada,
Abre claro sus ojos que transparentes,
Muestran el dolor de realidades
Que la han llevado a entregarse sin amor.

Y el llanto se desliza por su rostro,
Pues la vida no le ha dado otra salida,
Que vender su cuerpo entero por dinero;
Mientras el alma ha olvidado el calor,
De despertar cada mañana ilusionada
Por encontrar una nueva realidad.

No hay comentarios: