lunes, 15 de diciembre de 2014

Última Nota


Sentado en el borde de una vieja silla,

Te escribo una nota con voz de poeta,

Entre lágrimas secas que hablan de adioses,

De amores perdidos que no volverán.


Tomando en la mano una vieja pluma,

Esa misma que un día me dio la inspiración,

Para escribirte poemas llenos todos de amor,

Que quedaron marcados en tu corazón.


Entre el temblor de mis manos por el álgido dolor,

Al saber que esta historia ha llegado al final,

Ya padezco de alzhéimer de recuerdos de atrás,

Porque muerto por dentro ya no queda el color.


Querida mía, escribo afligido y con tenue dolor,

Pensando si al menos no dijéramos adiós,

Si al menos yo fuera lo que quisieras para ti,

Y no buscaras a otro que te dé lo que yo no.

 

Querida mía escribo,

Sabiendo que ahora sólo eso lo sé yo,

Porque tú ya tienes otro amor,

Que ha bañado tus labios de un nuevo color,

Y ha llenado por dentro tu dulce corazón.


Continúa el poeta, que lleno de amor,

Hace suyos los sueños hasta de la más pequeña flor,

Mientras cae la lluvia en su corazón,

Mientras decide escribirle un simple adiós.


La nota se sigue, no hay paso atrás,

Hoy quiero decirte definitivamente adiós,

No sólo me marcho para otro lugar,

Sino a otro mundo de sombras del que no se puede volver.


¿Qué quiere decir? Eso no lo sabrá,

Pero el convencido continúa su acción,

Un amor prisionero espera lo vaya a liberar,

Y debo irme prontamente para encontrar el final,

Pues ella se acerca sin que la deje marchar,

Y corre más rápido de lo que yo pueda actuar.


Y el poeta levanta su mirada, no para de llorar,

Mientras promete mirarse en el augusto final,

Quizás en lo eterno se pueda amar,

Lo que nunca jamás se puede olvidar.