sábado, 14 de agosto de 2010

Juega

Juegan mis manos
En medio de un cuerpo,
Que prohibido deleita,
Que despierta el amor.

Es la historia que trazan,
Las suaves miradas,
Que en medio de ocasos,
Por casualidad se cruzaron.

Tu cuerpo y el mío,
Mujer tan lejana,
Se unen rozados
Por la briza nocturna.

Y, mientras los pasos se siguen,
Caminan los dos,
Entre silencios ansiosos,
Gritos de un amor.

Y con tus ojos,
Que brillan celestes,
Me miran y huyen,
Mientras yo busco tu amor.

Y la luna de testigo,
Cual fiel celestina,
Se une en el campo
De la soledad.

¿Qué buscas perdido,
Señor de la noche,
Si con tu mirada escribes,
Mil letras de amor?

¿Qué intentas rebelde,
Tomando en tus brazos
El fruto prohibido
Que cunde en dolor?
 
No busco siquiera,
Buscamos los dos,
No tenemos idea
El por qué de la unión.

¡Oh!, triste y errante,
Señor protector,
No dañes el alma,
De aquella bella flor.

No intento, lo juro,
Mancillar el honor,
Es sólo que busco
El néctar del amor.

Cara es tu condena,
Indigno señor,
No tomes sus manos,
So pena de amor.

Calla ya luna,
Silencia tu voz,
Y deja que el tiempo
Sea el juez y señor.

Que si un día estamos,
Al otro ya no,
Y en la distancia tendremos
Sólo un beso de amor.

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