martes, 3 de agosto de 2010

Me pides

Me pides que escriba versos al viento,
A ese que camina por todos los valles,
Al amigo pasajero y dueño sin tierras,
Al que ha visto la historia y jamás la cuenta.

Me pides que escriba, llagado de letras,
Sobre mil pensamientos que se escriben en prosa,
Filosofías que no mueren, porque se recuerdan,
Porque son amistades que crecen al tiempo.

Y recuerdo mil nombres, miles de historias,
Escenas vividas en campos de infancia,
De adolescencias  que de a poco se han esfumado,
Pero que quedan marcadas en mil memorias.
Y recuerdo tu mano, y tu sonrisa,
El apoyo creciente en mil tormentas,
Las palabras de ánimo en el desaliento,
Y la sonrisa serena que transformaba el mundo.
Más las marcas del tiempo cual cruel tirano,
La distancia que agobia en la nostalgia,
No han logrado objetivos tan deseados,
De alejar lo fundado en mil pasados.
Y aquí está tu mano, sin tu presencia,
Tus palabras que viven y se conmemoran,
Presente y futuro que vaticinan
Un pronto reencuentro de mil promesas.

Más hasta que llegue el día sólo nos queda,
La esperanza cierta de un gran tiquete,
Que entre caravanas de mil migrantes,
Marcará el destino del no hay distancia.

Y mientras el día llegue, yo te converso,
Entre mil mensajes que con el viento van,
Mientras tu rostro se representa,
En el sol radiante de un día más.

Y si por el destino presos no lográsemos
Llegar airosos al ideal,
Nuestras mentes juntas crearan un mundo,
En donde siempre nos encontremos.
Pues  aunque del destino presos a la distancia,
Cual marionetas con finos hilos,
Por nuestros corazones juntos viviremos,
Hasta la plácida eternidad.

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