lunes, 25 de octubre de 2010

Soledades siniestras

El mundo se me derrumba por pedazos,
Mientras los lobos caminan por las calles,
En medio de un amor que es prohibido,
Y la imposibilidad de encontrarme a tu lado.

Entre tanto seguimos nuestro rumbo,
En medio de los pasajeros del destino,
Mientras entre caminos buscamos olvidarnos,
En el silencio de un secreto que nos muele.

Y son estas soledades tan siniestras,
Siempre tibias aunque duelen al tocarnos,
Al saber que en la lista  del destino
Nuestros nombres no se encuentran registrados.

Oh!, soledades tan siniestras y morbosas,
Que se ríen de la suerte de los que estamos sentenciados,
Entre diagnósticos de la muerte que llega sin remedio,
Por amar a quien se presenta con prohibiciones.

Sí, son soledades siniestras,
Esa musa que en mis manos escribe las letras,
Mientras fuera todo ríen y disfrutan,
Yo me encierro por temor a verte entre las calles.

El mundo se derrumba por pedazos,
Cuando llega a mi mente tu memoria,
Oh! Mujer prohibida, dulce amante tan querida,
Que llegaste sin estarte esperando.

Pero dime, soledad por qué agónica,
Se presenta esta vida sin estar ella,
Por qué te presentas tan siniestra,
Si tú sabes que eres dulce compañía.

Soledades tan siniestras, las de estar enamorado,
Del tenerte a mi lado, sin poderte decir nada,
Mientras escucho los reproches de los que piensan ser sinceros,
Sin saber que son ellos los siniestros.

Entre tanto, seguimos nuestros caminos,
En espejos que reflejan la memoria,
Y una estrella que se posa en la ventana,
Nos recuerda que estamos del otro lado de la línea.

Oh!, soledades tan siniestras, tan amargas y agónicas,
Como quisiera que se fueran por un momento,
Para estar solo con los recuerdos de su boca,
Cuando me hablaba sin decirme que me amaba.

Soledades tan siniestras, compañeras de camino,
Las espero para que me muestren el sendero,
Que me lleve a tener la valentía
De enfrentarme a los que conmigo te han traído. 

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