martes, 30 de noviembre de 2010

Pienso

Cuando me siento solo y triste,
 y con ganas inmensas de llorar
 pienso en ti, en tu nombre,
en tu rostro tan angelical.

Te llamo y no te encuentro
te busco en la soledad
y aunque se donde te encuentras,
encontrarte no podré.

¿Dónde estas amor de mis amores,
cuando la soledad amarga mi vida,
y el recuerdo de tu mirada,
llega a lo más hondo de mi corazón?
¿Piensas en los dos
así como lo hago cada día,
en el futuro que nos depara,
y el amor que nos lleva lejos?
Quisiera pensar de ti
que así lo haces cada día
saber que no hay otro amor,
que tan solo vives para  mí.

Pero ¡Qué vana ilusión!
se que hay en tu vida,
una nueva ilusión
que te ama como jamás pude hacerlo yo.

Regresa vida mía,
ilumina mi corazón,
mira que de amor estoy muriendo
al no tenerte junto a mi.

Brindarte mi cariño,
brindarte mi calor,
poder darte las ilusiones
que están en mi corazón.

Darte le amor profundo,
que mi alma guarda para ti,
regalarte miles de tesoros,
que guardo para ti.

Regresa vida mía,
quiero hacerte muy feliz,
tenerte a mi lado,
y no dejarte partir.

Quiero darte mi vida entera
quiero darte mi corazón
y brindarte una vida entera,
llena de alegría y de amor.

Que vivamos como en un sueño,
que abramos el corazón,
y que nuestro amor produzca frutos
solo para los dos.

Que no nos quiten la ilusión,
y la inocencia de este amor,
que jamás las manchas negras,
apaguen nuestra ilusión.
Esa ilusión y gran sueño,
de vernos juntos los dos,
unidos el uno al otro,
por lo inmortal del amor.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Petición

Le pedí a dios,
Me diera un amor,
Tan real y sutil,
Que me supiera comprender.

Le pedía a dios,
Te trajera hacia mí,
Mientras te sentía cerca,
Tras la sombra que pasa.

Se lo pedía a dios,
Y me dio ansiedad,
Una simple esperanza,
Llamada talvez.

Y aprendía a descubrir,
Que me volví a equivocar,
Pues te tenía tan cerca,
Y no te pude encontrar.

Le pedí a dios,
Me regalara la libertad,
De poderme expresar,
Y volver a volar.

Se lo pedí,
Como quien desea ansiedad,
Mientras oscurecía en el ocaso,
La pasión al amor.

Pero lo descubrí,
Y no era cosa de él,
Pues estabas tan cerca,
Tras mis ojos y la luz,
Y aun así,
Te pedía a dios.

Y una tarde cualquiera,
Tras plegarias y rezos,
Llegaste a mi puerta,
Como cosa del viento.

Y aprendía a descubrir,
Que yo ya te esperaba,
Y que nunca en la vida,
Te podría olvidar.

Te pedí a dios,
Más tu llegaste,
Tan divina presencia,
Como esperaba talvez.

Y ahora no se,
Por qué te pedí,
Pues él te arrebata,
De mis deseosos brazos,
Mientras deseo tenerte,
Para amarte hasta el final. 

jueves, 25 de noviembre de 2010

Figura

Aparece la figura,
Sutil, delicada y hostil,
Un rayo penetrante,
Que agoniza en el amanecer.

Aparece,
Es el cielo oscuro,
Sin luz alguna,
Sin estrellas,
Solamente sombras.

Eres tú,
Mirada de fuego incandescente,
Manos que matan,
Y cuyas caricias son veneno.

Eres tú,
Imagen de dios y demonio,
Corazón encarcelado,
Cuarto oscuro en donde se ocultan,
Los mas negros deseos.

Apareces tú,
Y una visión aturdidora,
Que enceguece al que mira,
Y que opaca la luz.

Eres tú,
Lagrimas y fuego,
Al caer por tus ojos claros,
Que producen la catástrofe.

Eres tú,
La del cielo oscuro,
La que en su corazón,
Ya no existe el sentimiento.

Eres tú,
Un juego de realidades,
En donde lo claro es oscuro,
Y lo oscuro lo sigue siendo.

La que el insomnio produce,
Con tan solo pensar en su nombre,
La que derriba tabúes,
Con solo gritar su nombre.

Y apareces,
Si, eres tú,
La mujer de fuego y vacío,
De silencio inquietante,
La que tan solo con una  mirada,
Enclaustra los corazones,
En una simple y absurda cortina,
Que tiene un solo nombre,
Y una sola figura,
Todo el mal y el tiempo,
Un cielo con forma de mujer.

martes, 23 de noviembre de 2010

Me gusta

Me gustan tus ojos,
Con tu mirad,
Que me pierde en el espacio,
Llevándome por el cielo.

Me gusta tu sonrisa,
Tan clara y transparente,
Que me inunda el alma,
Como cuando se escucha,
El zumbar de los ángeles.

Y tus manos, tu rostro,
Un conjunto preciado,
Tan divinas y humanas,
Más preciadas que el oro,
Más calientes que el sol.

Me gusta tu cuerpo,
Que conocí en un salón,
Mientras le hablabas a otro,
Sin saber lo que pienso.
Me gusta todo,
Aunque no conozco nada,
Pues te miré dos veces,
Y ya te encargaste,
De mirar en mis sueños,
Mientras entre lo oscuro te veo,
Sin saber donde te encuentras.
 
Y se donde estás,
Y te quiero buscar,
Mientras sufro en un  cuarto,
El dolor de no verte,
Aunque sea un momento,
Para descansar la mirada.

Y tras una cortina,
Se que te encuentras,
Pero se que yo nunca,
Podré tenerte.

Y se que me gustas,
Aunque no me atrevo a verte,
Porque se que es imposible,
Pues a penas te conozco,
Y no conozco tu nombre.

Pero se que así me gustas,
Tras tu manto blanco,
Que refleja la pureza,
Que se encuentra en tu alma.

Y decirte quisiera,
Que una oportunidad me des,
Pero se que es imposible,
El aferrarme a ti,
Pues el abismo que separa,
Nuestro cuerpo y nuestra alma,
Es más grande que los sueños y esperanzas,
Que despierte tras la vida de ilusiones,
De no poder tenerte,
Por amarte como te amo.

Misterio


¿Quién eres?,
que fulminas mis sueños,
con un vacío oscuro,
en donde se que te encuentras.

¿Quién eres?
Que te siento tan cerca,
Y a  la vez tan lejos,
Mirando tu rostro.

¿Quién eres tú?
Que haces que camine,
Perdiendo los sentidos,
Tratando de encontrarte.

¿Quién eres?
Que manejas mi vida,
Como si una cuerda clara,
Me atara a ti,
Como si miles de hilos transparentes,
Hicieran moverme hacia ti.

¿Quién eres?
Que conviertes lo oscuro en claro,
Que me ha devuelto la sonrisa,
Mientras lloro por no tenerte.

Responde, amor mío,
¿Quién eres tú?
Que no me dejas tranquilo,
Por tenerte en mi recuerdo.

¿Quién eres?
¡Oh amada mía!
Que ni tu nombre conozco,
Y aun así pienso que eres mía.

¿Quién eres?
Que hasta las estrellas me dicen,
Que te ame sin reparos,
Aun sabiendo que no te tengo.


¿Quién eres?
Quiero saberlo sin tardanza,
Pues esta espera mía,
Me está ahogando lentamente.

¿Quién eres?
Dímelo por favor,
Mientras el sol nos alumbre de nuevo,
Pues no quiero pasar otra noche,
Mirando sólo tu sombra.

¿Quién eres?
¡Oh amor sin nombre!
Pues aunque muchos me lo han dicho,
Yo no lo conozco.

¿Quién eres?
Respóndeme sin tardanza,
Pues se que muero cada día,
Por no tener el antídoto,
De mencionar tu dulce nombre,
Que para mi es el suplicio,