lunes, 27 de septiembre de 2010

Noche Traicionera

Quédate en silencio noche traicionera,
Pues tus palabras son vanas cuando traes soledad,
No musites el nombre que no supo demostrar,
El clarear de tu luna que cálida está.

Quédate en silencio y márchate ya,
Pues por dentro me hieres de forma mortal,
Al ser tu testigo de un triste final,
Que no deja camino a la claridad.

No pronuncie tu boca ni el más leve murmullo,
Pues te llevas mi ser hacia mundos lejanos,
A parajes de espinas donde golpea el mar,
Ese mismo que entre olas me quiere matar.

Quédate en silencio noche de soledad,
Pues en tus nubes se esconde espada mortal,
Que peligrosa me asecha sin dar marcha atrás,
En cada minuto de tu caminar.

Quédate en silencio y márchate ya,
Llévate el viento pues fría estás,
No contemples el llanto que brota sin par,
Pues eres la responsable de mí penar.
Vete pronto de mi lado pues de verdugo estás,
Pronunciando su nombre, que no quiero escuchar,
Pues recuerdas ilusiones que cultive,
Y que te las llevaste entre las olas del mar.

Quédate en silencio y no me vengas a mirar,
Pues quiero ahogarme entre penas y soledad,
Mientras olvido su nombre que trágico fue,
Y que me produce heridas difíciles de sanar.

Quédate en silencio y no vuelvas más,
Que no quiero escucharte ni siquiera murmurar,
Entre tus dulces luceros que lejos están,
Que la amé sin medida y que se ha marchado ya.

Quédate en silencio noche traicionera,
Pues eres de ella emisaria y sólo burlas traes,
Deja que me entierren y no quieras llorar,
Pues eres testigo de lo que no volverá.

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