jueves, 21 de abril de 2016

Última Carta


Con el tiempo comprendí
Que la esencia de las cosas
Contienen una lógica
Que va más allá de la razón.

Que el corazón que es amante,
Descubre un mundo nuevo,
En fantasías que se crean,
Entre letras y figuras.

Que el mundo es de colores,
Y las estrellas borran su brillo,
Frente a los ojos de quien se ama,
Que son más lucientes que luz de sol.

Con él comprendí,
Que tu nombre es bella música,
Que tu rostro es el de ángel,
Y medicina que me cura mis miedos.

Que el universo se crea a tus pies,
Más valiosa que la más fina joya,
Que las diosas y musas eternas,
A tus pies postran hasta su presencia.

Y ¿qué es la luz si no se encuentra su presencia?
¿qué es el sol, si no están tus dulces rayos?
¿qué el mar si no alma es mi orilla?
Y ¿qué es el mundo si no te encuentras tú?

Con el tiempo comprendí,
Que eres droga que me mata,
Veneno que quema mis entrañas,
Y a la vez, suave briza que apacigua mis sentidos.

¿Y qué decir si tú eres mi delirio?
Si mi cielo se parece a tus ojos,
Si mi mundo yo lo encuentro entre tus besos,
Y tus manos son camino hasta la gloria.

¿Y qué decir de este infierno que me consume?
Si no te tengo, tú te fuiste apresurada,
Dejando mi corazón en mil pedazos destrozado,
Mientras buscaste la felicidad en otros brazos.

Y aquí me quedo con recuerdos y tu nombre,
El que musitan mis labios entre lágrimas,
El que es culpable de mi muerte y agonía,
Y que se forman con seis letras que son mágicas.

Esas letras que se convierten en pomas,
El que se conoce en cada una de mis letras,
Dulce alma, que a mi alma entrelaza,
¡Oh, Camila!, como el cielo con sus dioses.

Y mis letras, despedida tras la muerte,
La que busco, la que encuentro, y que me esquiva,
Mientras la soledad me suscita los recuerdos,
¡Oh Camila! Que en mi mente se ha enclavado.
Son tus ojos, tus mejillas, tu mirada,
Medicina que me saca de este trance,
De canciones que entre el viento dedicaba,
Y expresaban los amores sempiternos.

¿Dime ahora que haré sin tu presencia?
Arrancarme el corazón de un solo tajo,
Con mis manos que recuerdan las caricias,
Que me queman porque saben no estarás,
Cosas que con este tiempo que en mi contra,
Me arrebata una historia que es eterna,

Y me dice que comprenda que no estás.

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