Es
el soneto más triste,
Ese
que se escribe para ahogar las penas,
Que
entrecruza sus dulces ojos,
Y los
sueños que soñé contigo.
Es
el soneto más triste,
El
que se musita entre el humo que emana
La
vieja pipa abultada de cigarro y fuego,
Que
dibuja tu imagen en el fondo del aire,
Y que
toco a escondidas sin que tú no lo sepas.
Un
soneto que sangra,
Que
cambia las notas,
Que
te entrecruza melodías
Que
te llevan al misterio.
Un
soneto que es tuyo,
Y que
dilapida lágrimas,
Que
escribiste en silencio,
Mientras
pasaba el tiempo.
Un
soneto que es triste,
Que
tiene cuerdas de fuego,
En
un pentagrama fantasma,
Que
elimina el silencio.
Lo
que dura el tiempo,
Lo
que duran mis sueños,
Lo
que duran mis aires.
Que
interpreto en mi llanto,
En
mis tristes suspiros,
En
insomnios frecuentes,
Entre
mil pensamientos.
Ese
soneto triste,
Que
lleva tu nombre por título,
Una
historia que Shakespeare,
Dibujaría
en mil notas,
Y que
en este poema,
Es
un sol sostenido,
De
soledad y silencio,
En
donde tu ausencia es muerte.
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