Necesité de ti desde que te vi,
Desde el momento en que mis ojos,
Sin mirar los tuyos,
Te vieron entre reflejos.
Que de invierno se pintaba,
Entre un sol opaco,
Y lleno de nubes negras.
Desde un día muerto que desperté viviendo,
Con horas de acero que me lastimaron,
En un reloj de muerte que era sepulcro
Del cual me sacaste con tu sonrisa.
Necesité de ti, de tu paraíso,
De esa ternura que tú dimanas,
De todo aquello que me despiertas,
Cuando te veo al cruzar la esquina.
Necesité de tus palabras, y de tus silencios,
De tu sonrisa y bellas mejillas,
De esa chispa rosada que te sonrojaba,
Cuando me mirabas, y luego temblabas.
Necesité de ti desde que te vi,
Aunque supe al momento que no serías para mí,
Pues eres una niña, dulce princesa,
Mientras te quería como mujer.
Necesité de ti, y no te puedo alcanzar,
Mientras busco maneras de llegar a ti,
Y yo sé que me piensas aunque no lo digas,
Y al no poder volar sufres lo mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario