Quiero quedarme en tus ojos,
como el rayo de luz matutino,
para alumbrar esas noches de ensueño,
que se fija tras luz de mil estrellas.
Descubrir tus secretos enteros,
que se visten de mil ilusiones,
y ocupar un espacio entre ellos,
para hacerlos todos realidad.
Entrar a un espacio vacío,
para ocupar los espacios que quedan,
en esos suspiros que lanzas,
al mirar el reflejo de la luna,
que se enmarca entre tu ventana, en medio de cielos despejados.
Y ser el viento que suave se escapa,
entre la brisa augusta del verano,
de un agosto en que sueñan los niños,
por ver volar sus profundos deseos.
Quiero ser la luz que penetra tus ojos,
y que hace que brillen sin medida,
develando toda esa dulzura,
que se muestra tras una sonrisa.
Y el castillo que guarde presuroso,
tus más profundos secretos,
y cuya llave se guarde en misterios,
para evitar que se pierda el ingenio.
Ser la llama que mueva por dentro,
tu corazón lleno de riquezas,
que quieren ser pronto descubiertas,
para darlas todas sin medida, a quien de verdad las merezca.
Quiero ser lo que esperas,
para así darte a ti tu descanso,
e inundarte de un centenar de alegrías,
como flores que adornan los prados,
después de la mejor primavera.
como el rayo de luz matutino,
para alumbrar esas noches de ensueño,
que se fija tras luz de mil estrellas.
Descubrir tus secretos enteros,
que se visten de mil ilusiones,
y ocupar un espacio entre ellos,
para hacerlos todos realidad.
Entrar a un espacio vacío,
para ocupar los espacios que quedan,
en esos suspiros que lanzas,
al mirar el reflejo de la luna,
que se enmarca entre tu ventana, en medio de cielos despejados.
Y ser el viento que suave se escapa,
entre la brisa augusta del verano,
de un agosto en que sueñan los niños,
por ver volar sus profundos deseos.
Quiero ser la luz que penetra tus ojos,
y que hace que brillen sin medida,
develando toda esa dulzura,
que se muestra tras una sonrisa.
Y el castillo que guarde presuroso,
tus más profundos secretos,
y cuya llave se guarde en misterios,
para evitar que se pierda el ingenio.
Ser la llama que mueva por dentro,
tu corazón lleno de riquezas,
que quieren ser pronto descubiertas,
para darlas todas sin medida, a quien de verdad las merezca.
Quiero ser lo que esperas,
para así darte a ti tu descanso,
e inundarte de un centenar de alegrías,
como flores que adornan los prados,
después de la mejor primavera.
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